
En Historia de una escalera, Antonio Buero Vallejo pone en escena a tres generaciones que habitan un mismo inmueble para representar la frustración social y existencial en la vida española de la primera mitad del siglo XX. La escalera, espacio cerrado y simbólico, y el inexorable paso del tiempo favorecen una estructura cíclica y repetitiva que subraya el fracaso de los personajes.